En aquel rincón
Y me abrazas en silencio,
y sé que te he perdido.
Y te espero sentado en la plaza,
sin luz que me cubra,
sin amanecer que me despierte;
oyendo voces antiguas
mascullo perpetuas sorderas,
el orgullo lo he lanzado tantas veces.
Así ensimismado, encandilado,
escarbo las raíces de la agonía,
solo y sin pulso me ven los niños de lejos,
-¡Yo tambien creí que era inmortal!...-
Seguiré esperando que vuelva a sonar en mis oídos
aquel sonido tuyo que ya olvidé como era...